La figura de Jacques Derrida no divide los ánimos, ni despierta resistencias en los ámbitos académicos, como ocurría a fines de los años setenta. En realidad, a partir de los ochenta, junto a la fama llegó el reconocimiento unánime al relieve filosófico de su pensamiento. Este libro de Ferraris es, al mismo tiempo, un producto de ese proceso y un redescubrimiento de sus presupuestos tácitos. Un producto, porque la reconstrucción del recorrido filosófico de Derrida desde los comienzos hasta las publicaciones más recientes implica la posibilidad de leerlo como un clásico y de historizar el camino. Un redescubrimiento, porque en el momento en que la operación se realiza sin autocomplacencia y sin manierismos literarios, sino poniendo a prueba el desarrollo de su filosofía, la imagen de Derrida se modifica frente a nuestros ojos y su pensamiento, lejos de presentarse como una superficie porosa, reversible, negociable, se revela como un organismo sorprendentemente compacto, un pensamiento de cuya radicalidad y rigor no se ha hecho todavía una justa valoración. Se trata de una exposición completa, crítica y concisa, no de las sugerencias o del estilo de Derrida, sino de sus teorías. Una contextualización puntual de sus trabajos en el marco de la filosofía contemporánea, francesa e internacional, y una partición simple de los argumentos en tres períodos diferentes, que van de los estudios fenomenológicos al trabajo sobre la escritura, siguiendo por la gramatología, para finalmente aproximarse al cambio de registro de los años ochenta, polarizado en torno al problema de los objetos sociales.